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Para todos hay un mismo final:

para el justo y el injusto,
para el bueno y el malo,
para el puro y el impuro,
para el que ofrece sacrificios
    y para el que no los ofrece;
para el bueno y para el pecador,
para el que hace juramentos
    y para el que no los hace.

Hay un mal en todo lo que se hace en esta vida: que todos tienen un mismo final. Además, el corazón del hombre rebosa de maldad; la locura está en su corazón toda su vida, y su fin está entre los muertos. ¿Por quién, pues, decidirse? Entre todos los vivos hay esperanza, pues

vale más perro vivo
    que león muerto.

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